
Hoy está comprobado que lo vivido durante el embarazo afecta la vida emocional futura del niño, por tanto la experiencia de cómo vivimos esos 9 meses es muy importante.
Esa personita que está en el vientre, como lo estuvimos todos, vive un ambiente emocional asociado directamente al de su madre, escucha su voz por dentro, duerme, se ríe, llora o se emociona con ella, nota perfectamente si está estresada, si tiene miedo, si sufre por algo, si está bien atendida, si está tranquila, feliz, o si existe algún tipo de rechazo.
Y aunque el bebé no siente las emociones como las de un adulto, lo que si sienten los fetos son sensaciones como bienestar, placer, saciedad, alarma, sobresalto, etc.
La comunicación entre la madre y el feto es tan completa y efectiva que va más allá de las palabras, y aunque tal vez no conoce lo que le pasa a su madre, si sabe exactamente cómo lo vive.
En consecuencia, conocer ¿Qué le sucedía a mi mamá cuando estaba embarazada de mí? Puede dar muchas respuestas a cuestiones y comportamientos de nuestra propia vida.
Por tanto, el impacto del estado emocional de la madre es básico y resulta relevante no sólo estar al pendiente de los controles médicos, la alimentación, el ejercicio, sino de los sentimientos y emociones de las futuras madres.
Para concluir, la educación de los hijos no empieza cuando nacen, sino desde que están en el útero, por ello es esencial que la madre esté consciente de lo anterior y establezca vínculos con el niño desde el primer momento de la concepción.
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