Es muy común aferrarnos a nuestras creencias y mirar la vida a través de esos anteojos, sin cuestionarnos muchas cosas o en el peor de los casos, sin darnos cuenta de la verdad o realidad.
Nuestra mente tiene ciertos esquemas y etiquetas que aprendimos en la infancia y que intentan protegernos a toda costa de lo que creemos dañino, entonces nuestro inconsciente entra en escena y hace que cosas que estén justo delante de nuestros ojos pasen desapercibidas, ya que la mente bloquea esa información.
Para empezar a hacer conciencia o abrir los ojos de la mente, se requiere cambiar creencias, aceptar que hay otra forma de ver las cosas y eso implica seguramente salir de la zona de confort y seguridad, lo que nos lleva a lo desconocido pudiendo generar miedo y ansiedad.
Sin embargo, cuando empezamos a ver algo que antes no podíamos, es cuando la mente está preparada para afrontar esa situación y ahora sí, verla con los ojos, la mente y el corazón.
Una vez que cambiamos esos anteojos, o como se dice popularmente, nos quitamos la venda de los ojos, es cuando estamos listos para mirar y actuar de manera diferente.